miércoles, 1 de febrero de 2012

NOTICIA REVISTA YOROKOBU - 27 ENERO DE 2012

Compartimos para su difusión esta noticia de la Revista Yorokobu, a cargo de Marcus Hurst, en torno a la temática "¿Recuperar los viejos espacios o construir otros nuevos?", correspondiente a la pasada sesión del Curso: "Madrid, una ciudad para las personas. El compromiso de la participación".

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“Nuestro modelo urbanístico es del pleistoceno”

27 January, 2012 | 10:53 | Historia de Marcus Hurst 


Señores y señoras, nuestro modelo urbanístico es del pleistoceno. “Nunca se ha apoyado en la innovación. Es como si IBM se hubiera quedado en sus macroordenadores de los 60. “¿Cómo puede ser que se construya con una mentalidad de los años 40 y, sin embargo, un ordenador de los 80 está en un museo?”, se preguntó José María Ezquiaga, en ¿Recuperar los viejos espacios o construir otros nuevos?, un coloquio sobre urbanismo celebrado anoche en La Casa Encendida.

No es nada nuevo decir que se perdió el norte durante la última década pero ¿realmente se están creando las condiciones para encontrar alternativas?

El nutrido grupo de profesionales que participaron en el encuentro tenían claro que, a pesar de la herencia de un sistema caduco, existen otras vías que se pueden implementar. No requiere edificar nuevos solares ni construir grandes edificios. Es mucho más sencillo que eso. Supone mejorar y rehabilitar los barrios que ya existen.

“Hemos sido una sociedad tan acelerada que nos hemos olvidado de que las ciudades se tienen que hacer lentamente. Hay que ir en contra del acto de la inauguración que tanto daño ha hecho. Se da por sentado que en ese momento el trabajo ha acabado cuando en realidad acaba de empezar”, defendió Luis Moya.

El urbanista es un gran defensor del desarrollo del prueba y error, de las cosas pequeñas, de solucionar los problemas cotidianas. “Los barrios no se deben acabar nunca. Se deben estar haciendo continuamente. Más vale hacer trocitos e ir probando y si nos equivocamos, volver atrás y corregir. Hay que defender lo ordinario versus lo extraordinario”, añadió Moya.

La clave para realizarlo está precisamente en el concepto de rehabilitación y recuperación. Aquí es donde nos topamos con el primer problema propiciado por la inercia del sistema anterior creado para servir los intereses de los promotores en vez de los ciudadanos.

“La ley del suelo no está diseñada para rehabilitar. Fue creada para reclasificar y recalificar. Se hizo para sostener un modelo especulativo”, explicó María Roces, activista urbana.

Como alternativa, Moya propuso un reglamento más sencillo con unas normas básicas que cedan el protagonismo a los habitantes de cada barrio. “Cada casa es un caso. Lo que necesitamos son unas normas básicas de sentido común y que la complejidad venga por usuario y por barrio. Para eso se necesitan técnicos municipales bien pagados que sepan interpretar, no ordenanzas con funcionarios que se limitan a poner aspas”, defendió Moya.


Ante la ausencia de acción de las administraciones siempre se puede tomar cartas en el asunto, una opción que defendió Ezquiaga con vehemencia. “Como decía Kennedy, tenemos que dejar de preguntarnos qué puede hacer mi país por mí. Hay que pasar de reivindicar a remangarse y hacerlo”.

El arquitecto se apoyó en el caso del Campo de Cebada, un solar que iba a ser destinado para un polideportivo que sigue vacío por falta de fondos, que fue tomado por los vecinos de La Latina y que finalmente obligó al Ayuntamiento a llegar a un acuerdo con ellos tras constatar su aprobación popular. “Un modelo en el cual no reinvidicas, sino que vas y lo haces”.

“Todo el mundo pensaba que la nueva administración iba a acabar con la Tabacalera pero no lo han hecho porque es gratis y funciona”, añadió.

Según Ezquiaga, este tipo de actuaciones son replicables y los emprendedores deberían tomar la iniciativa para ofrecer soluciones sostenibles. Se requieren nuevas empresas especializadas en la intervención urbana.

Roces matizó que todo esto está muy bien pero que no puede ser usado como pretexto por las administraciones para dejar a los barrios a su suerte. “Hay ciertas cosas que no se pueden hacer sin la involucración del estado como construir ambulatorios o arreglar aceras”.

En una época en la que el énfasis está en la eficiencia económica, todos coincidieron en que buscar nuevas construcciones es un disparate en un país donde hay millones de viviendas vacías. “Si esas viviendas las pudiésemos alquilar con un precio medio razonable de 5,56 euros por metro cuadrado, se generarían 10.650 millones de euros para la economía, una tercera parte del recorte que se está pidiendo a España”, según José María de la Riva.

Aun así, esto no significa ni mucho menos que los urbanistas presentes buscaran volver a convertir la construcción en el motor de la recuperación. Al contrario. “Para ser una economía seria tenemos que entender que la construcción no puede sobrepasar el 5% del PIB, como sucede en otros países”, concluyó José Mariá de la Riva.

Foto: Flickr La Cebada, Tabacalera.

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